domingo, 19 de enero de 2014

Cuando él le fue infiel a ella

Hay un vacío en el corazón de esa mujer. Ella siente como se acelera su pulso y es algo que no puede controlar. Quedó hecha pedazos cuando conoció la verdad. Había siempre vivido en una mentira que alimentaba su felicidad día tras día. Eran demasiadas cosas para un solo momento. No podía escuchar más sus palabras porque sólo le traían recuerdos irreales de algo que ella creía real. No podía comprender cómo una sola persona le pudo hacer tanto daño. Y lo que más le molestaba era que aún lo amaba. Era eso lo que la destrozaba más.
Ella se encontraba sentada en el borde de la cama con las manos tapando su rostro mientras él estaba recostado en la pared con la mirada dirigida hacia el suelo con las manos en los bolsillos oyendo los sollozos de aquella belleza.
Era una mujer muy linda, destacaba por sus ojos marrones y su cabellera negra. Pero más que por su físico resaltaba entre todas por poseer un corazón lleno de alegría, de compasión, de humildad, de sencillez y sobre todo, lleno de amor.
Era un ser humano que no tenía igual. Pero él no pudo observar eso.
Ella secó sus lágrimas con sus nudillos, alzó la vista y duró un rato mirando el techo. En eso, dirige su mirada a los ojos de él mientras pensaba en el bello color verde que deslumbrada rodeando sus pupilas.
 -¿Cómo pudiste hacer eso?-  Preguntó ella con un tono de melancolía mientras las lágrimas recobraban vida.  -No te imaginas el dolor que me has causado. Y, ¿sabes qué me duele más? El hecho de amarte. Eso es lo que me está torturando ahora mismo.
Comenzó a llorar de nuevo. Su respiración se entrecortaba y él la miraba con un brillo en los ojos que nunca antes había tenido.
-Y es que no logro entender en cómo hiciste. Es decir, cómo tuviste el coraje de decirme "Te amo, eres lo más hermoso que he conocido en toda mi vida" y después mirar a la otra a los ojos y darle besos en el cuello llevándola hasta el punto de hacer el amor con una mujer distinta a mí.-  Había dibujado una sonrisa sarcástica en su semblante mientras tenía las mejillas y los ojos hinchados y de color carmesí.
Tomó un respiro, exhaló por la boca, colocó sus manos en la cadera y prontamente alzó la derecha señalando hacia algún sitio: -¡¿Es acaso eso posible?!, ¿de verdad un ser humano tiene esa habilidad de engañar, de lucir la mejor sonrisa y decir que todo está bien? Porque si es así, enséñame. Enséñame a serte infiel, a jugar contigo y luego ver a escondidas a otro hombre por ratos en donde comparta besos, caricias y que cada noche me haga suya.
El hombre no aguantó más y comenzó a llorar suplicándole que lo perdonara, que fue un error que había cometido. Ella no podía contener la ira y la vergüenza que sentía. Le dio varios golpes en el pecho gritando y preguntando el porqué le había hecho eso.
Después hubo un momento de silencio. No se escuchaba nada en la habitación salvo por el corazón acelerado de la joven y su respiración forzada.
-Nunca te mentí cuando dije que eras lo más lindo que había conocido en mi vida. Ahora no sé cómo podré olvidarte pero intentaré lograrlo.- Hizo un paso hacia atrás, recogió su bolso y se dirigió a la puerta. Se detuvo por un instante, se dio media vuela, lo miró a los ojos detenidamente y dijo:
-Hasta hoy te amé. Adiós amor de otra y nunca mío.- Y ella se fue.

No hay comentarios:

Publicar un comentario