jueves, 9 de junio de 2016

Recuerdo de dos desconocidos que hicieron el amor

Breve fue el encuentro entre dos seres que no sentían amor. Breve fueron las pláticas para llegar al objetivo. Pero fue profundo la intensidad de la pasión con la que lo hicieron.
Él conocía su meta: poseerla. Ella temía por su destino: la iban a tener.
Breve fue el acto pero no el proceso.
Entre el primer contacto, los ojos de ella se mantuvieron entre cerrados intentando sentir algo y verificar si él lo hacía. No podía creerlo. Él tenía los ojos cerrados.
Ella comprendió que algunas veces, para hacer cosas prohibidas, deben realizarse con mucha pasión.
Y el suceso ocurrió. Ella dejó que la tuvieran. Dejó que sus besos la enternecieran y que su ser fuera de él.
Y así pasó. Le dio su virginidad a un desconocido.
Mientras un beso terminaba, había otro esperando para ser dado. El tacto no podía faltar. Recorrieron dos mundos en un tiempo corto. Lograron encontrar vida en cada latido acelerado. Ambos estaban experimentando amor, deseo, ganas. Se estaban sintiendo los dos. Ambos tenían los ojos cerrados.
Era extraño, el dolor que sentía en el interior no significaba nada y a la vez todo. Colisión de emociones encontradas en un mismo instante sentía ella cada vez que él le sonreía. Sabía que le estaban mintiendo a su corazón, y aún así disfrutaba ver su sonrisa. Escuchaba sus latidos por tener su cabeza en el pecho de él, pero no pronunciaban su nombre. Simplemente eran latidos. Ambos tenían sus ojos abiertos.
Llegaron los besos de despedida. Ella con sus ojos entrecerrados y él besandola con tanta pasión.
La ropa volvió a acomodarse en el cuerpo de los dos desconocidos. Caminaron de la mano hasta el punto de despedida. Se sentían extraños porque sabían que sus vidas no encajaban. Era algo que no volvería a pasar. No había conexión. Dos galaxias habitando en un mismo universo encontradas por un momento y separadas en otro.
Dos besos sellaron el punto en común que construyeron, que posiblemente él lo guardaría como recuerdo #23 y ella como el número 1.
Fue allí como su vida se dividió en dos: antes de encontrarlo en su camino y el momento en que tuvo que marcharse.
Él ahora tiene los ojos abiertos pensando en cómo será su próximo encuentro, y ella mantiene los ojos cerrados haciendo memoria de su primer recuerdo.

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